La abdominoplastia es un procedimiento quirúrgico diseñado para mejorar la apariencia del abdomen al eliminar el exceso de piel flácida y reparar la separación de los músculos abdominales, conocida como diástasis abdominal. Este tratamiento es ideal para pacientes que presentan flacidez significativa, a menudo tras embarazos o pérdida masiva de peso, pero no aborda la lipodistrofia ni los depósitos de grasa localizados, para los cuales se requeriría una liposucción complementaria. Durante la cirugía, se realiza una incisión en la parte baja del abdomen, se tensa la musculatura y se retira la piel sobrante, dejando una cicatriz que suele ocultarse bajo la ropa interior o trajes de baño.

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Entre las ventajas están la mejora estética del contorno abdominal, la corrección de la diástasis (lo que puede aliviar molestias asociadas) y un aumento en la autoestima. Tiene un posoperatorio que incluye el uso de drenajes durante 7 a 12 días para evitar acumulación de líquidos, y requiere al menos 2 semanas de reposo laboral, dependiendo de la actividad del paciente. Por otro lado, no elimina grasa acumulada ni garantiza resultados permanentes si no se adopta un estilo de vida saludable tras la cirugía, con dieta equilibrada y ejercicio, ya que el aumento de peso o nuevos embarazos pueden revertir los beneficios.

 

Es un procedimiento invasivo, por lo que se hace indispensable seguir las indicaciones médicas al pie de la letra.